Descripción, razones y soluciones para evitar los momentos de ansiedad en tu vida cotidiana.
Por María José Leiva
Presión por hacer las cosas bien, deseo de sentirnos queridos, miedo e inseguridad, son algunas de las emociones asociadas con ansiedad.
Al preguntar cómo se siente eso que llamamos ansiedad, las respuestas apuntan a sensaciones como incomodidad, ruido interno, a la cabeza que no para de pensar.
Qué es la ansiedad
Algunos autores refieren que es un síntoma de desequilibrio o de estar fuera del eje, una señal de algo más profundo que no estamos queriendo ver o escuchar.
Aquí es donde los miedos se vuelven protagonistas. Y pueden ser variados los temas que nos atemorizan de manera consciente o sin siquiera darnos cuenta:
- Miedo al futuro.
- A no cumplir las expectativas.
- Miedo a ser rechazado.
- A querer parar y no poder.
- Miedo a equivocarse.
La ansiedad es un estado físico – psicológico y emocional- que se activa al percibir que estamos en peligro. Por ello, cuando estamos en un estado de ansiedad permanente, significa que esta información de “riesgo” es enviada al cerebro aunque, realmente, no estemos en ninguna situación preocupante.
Podríamos decir entonces que la ansiedad es un miedo basado en ideas de futuro o en probabilidades, en lo que pensamos que podría pasar. Ante estos síntomas necesitamos volver a poner la atención en nosotros mismos, para poder restablecer el equilibrio y la sensación de tranquilidad. ¡Detrás de toda ansiedad hay temor!
El miedo como algo positivo
Olvidémonos de la carga negativa de esta sensación. El miedo es una emoción amigable, que nos indica que estamos en peligro. El problema surge cuando tenemos permanentemente miedo a cosas que hoy no ocurren pero que podrían llegar a ocurrir… a perder el trabajo, la pareja o la salud, por mencionar solo algunos ejemplos.
Como dijo Eckhart Tolle: “cuando te bañas piensas en el desayuno, cuando desayunas piensas en el trabajo, cuando trabajas piensas en lo que harás al llegar a casa. Estando en casa piensas en el día de mañana. Hoy no has estado presente. Hoy no has vivido el ‘ahora’. Te estás perdiendo de la vida misma…»
¡A relajarte!
Si pasas por episodios de ansiedad, intenta parar por un rato la cabeza y sentirte tranquilo siguiendo los siguientes pasos:
1. Haz un alto en lo que estás haciendo y elige un lugar tranquilo para tomarte unos minutos (el jardín, el auto, tu dormitorio u otro).
2. Cierra los ojos y respira profundo, 3 veces inhalando por la nariz y botando por la boca.
3. Concéntrate en tu respiración, observando como el aire entra y sale de tu cuerpo.
4. Abre los ojos y reflexiona… ¿Cómo te sientes ahora?
A veces una pequeña pausa es suficiente para recuperar un poquito de nuestro equilibrio. Respirar nos ayuda a conectar con el aquí y el ahora.
Si quieres aprender más de esta técnica te invitamos a nuestro próximo curso de “Reducción de estrés a través de Mindfulness”, que daremos en el mes de abril de 2017 en Santiago.
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